Sueños rompidos

El viernes pasado sucedió algo muy curioso.

Ahí en donde trabajo había un chavo que apenas llevaba unos meses que lo habían contratado y aún seguía en el periodo de prueba antes de que te den a firmar el contrato definitivo. Hacía unos cuantos días que me había enterado que el iba a dejar la empresa, pero no pregunté ni a dónde ni por qué.

Ese viernes de que les platico era su último día. No pude evitar imaginarme que yo sería tan feliz de estar en su lugar, estar ya sin obligaciones y sin tener que volver a ese lugar. Me dió envidia.

Casi al final del día, tenía una duda y le pregunté a él porque era el único presente en ese momento. Entre que me ayudaba se me ocurrió preguntarle a que empresa se iba a trabajar. Me dijo el nombre y... me quedé de a seis.

Es una empresa que desarrolla videojuegos. Es una filial de Ubisoft que hace juegos para celular y que tiene sus estudios en algún lugar del norte de México. Y a esa empresa es a la que se iba este muchacho.

Hace unos meses yo ví la oferta de trabajo de esta empresa y mandé mi curriculum. Me contestaron y tenía que hacer una prueba que consistía en realizar un pequeño juego en java, enviarlo y a través de él te iban a evaluar.
Yo tenía todo el propósito de realizar ese test, sin embargo poco después de que me mandaran las instrucciones de la prueba salió la otra chamba, la que tengo ahorita. Entonces empecé a asistir al curso y ya tenía muy poco tiempo de sobra, y por ende olvidé y/o no pude hacer la prueba esa.

Me habían dicho que no había un límite de tiempo para terminar ese juego, pero hace unas semanas me enviaron un mail para preguntar cómo iba yo con la prueba. Les dije que no la había terminado y me contestaron que pues ya se había acabado el tiempo porque ya estaban contratando.

Y pues perdí esa oportunidad.

El haber escuchado que este chavo se iba a esa empresa me hizo pensar, otra vez, en que a mí me gustaría haber estado en su lugar.
Fue una de esas cosas raras del destino en que vez a alguien en frente de tí llevando la vida que tu tanto quisieras.

Sentí como que mis sueños se hacían pedacitos. Me dí cuenta que estaba cada vez más lejos de cumplirlos.